Estamos ante un brillante ejercicio humanístico y poético; una reflexiva visión de lo cotidiano. 

Julia Carú consigue complicidad en el lector al ofrecerle la realidad diaria en la que a menudo no se piensa; precisa y paradójicamente por su proximidad, a la vez que por su principal atributo: la costumbre. Sensibilidad, compromiso social, aventajada observación, cálido humor, empatía, y cierta objetividad -como antropóloga que es- son algunas de las cualidades que han hecho posible "Barco de papel en clave de la". Esta clave inexistente, musicalmente hablando, es, según la autora, la "clave" -principal factor- de la "tristeza del mundo".